Convocatorias

LA ONU Y EL PROGRAMA MUNDIAL DE ALIMENTOS PARA PREVENIR EL USO DEL HAMBRE COMO ARMA DE GUERRA Y CONFLICTO

 Por 

Juan Pablo Valencia Ramírez

Crhistian Felipe Moncayo Rubio

(estudiantes del curso de Derecho Internacional Público en la UdeA)


“Donde hay conflicto, hay hambre.
Y donde hay hambre, a menudo hay conflicto”

Programa Mundial de Alimentos

INTRODUCCIÓN

 

El presente texto tiene como propósito describir el papel de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de su programa Mundial de Alimentos (WFP) para mitigar el hambre, el cual fue galardonado con el Nobel de Paz por sus esfuerzos para combatir el hambre y prevenir así su uso como arma de guerra y conflicto. En un primer momento, se describirá el contexto histórico del problema del hambre en el mundo y el derecho a la alimentación en el marco internacional, para pasar así a describir el programa y sus logros a nivel mundial, concluyendo con algunas opiniones.

 

PROBLEMA DEL HAMBRE EN EL MUNDO

 

El hambre o la preocupación por conseguir el alimento diario es uno de los mayores y persistentes problemas de la humanidad, que hoy en día afecta mayormente a poblaciones vulnerables que se encuentran en situación de pobreza y/o conflicto. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en el mundo alrededor de 690 millones de personas padecen hambre crónica y estiman que para el 2030 ascienda a 840 millones de personas, siendo África el continente más afectado.

 

Históricamente, el hambre puede atribuirse al aislamiento de millones de personas al acceso a bienes y recursos productivos, tales como la tierra, el agua potable, el mar, la tecnología y el conocimiento; consecuencia de las políticas económicas, sociales y comerciales a escala mundial, regional y nacional (Cárdenas, 2008, p. 1).

 

Los conflictos armados hacen parte de las principales causas de la malnutrición, especialmente en niños, niñas y adolescentes, ya que la violencia provoca la destrucción de cultivos, dificulta la entrega de ayudas por parte de organizaciones internacionales y hace imposible la práctica y transformación de la agricultura, pero en la actualidad no solo los conflictos son la principal causa, el COVID-19 tiene hoy en día un papel importante en el aumento de las cifras de malnutrición y hambruna en todo el mundo (Ruiz, 2020).

 

Según estimaciones realizadas por la ONU, la pandemia ocasionada por el COVID-19 podría empujar a entre 80 y 130 millones de personas al hambre en todo el mundo, siendo América Latina la región más afectada por la intensificación de la vulnerabilidad y la desigualdad de los sistemas alimentarios (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, 2020, p. 17).

 

EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN EN EL MARCO INTERNACIONAL

 

Sin duda alguna, los tratados sobre derechos fundamentales son una categoría especial dentro de los instrumentos jurídicos internacionales, que consagran a las personas como los titulares de derechos y al Estado como el obligado a protegerlos y garantizarlos; en este sentido, el derecho a la alimentación, en el marco internacional, se encuentra consagrado en la Declaración Universal de Derechos Humanos en su artículo 25 numeral 1:

 

Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios…

La Declaración Universal, al no tener la naturaleza jurídica de un tratado, fue posteriormente desarrollada a través de dos pactos cuyos efectos son vinculantes para los Estados que los han ratificado y, en este sentido, en el Pacto para los derechos económicos, sociales y culturales se encuentra el derecho a la alimentación (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, 2013, p. 2).

Este derecho tiene como componentes la disponibilidad, estabilidad, accesibilidad, sostenibilidad y adecuación, donde se debe avanzar progresivamente en su protección por parte de cada país. En el caso de Colombia, la Constitución sólo consagra el Derecho a la alimentación equilibrada como un derecho fundamental en el caso de los niños (Vivero Pol, 2010, p. 172).

 

Es importante tener en cuenta que el objetivo del derecho a la alimentación es crear un entorno propicio que permita a todas las personas alimentarse por sí mismas, ya sea produciendo sus alimentos o teniendo acceso económico a los mismos, es por esto que el derecho a la alimentación no se constituye como un derecho a ser alimentado, sino a alimentarse en condiciones de dignidad (Pinzón, 2017, p. 194).

 

Instrumentos vinculantes que consagran el Derecho a la alimentación

 

Los instrumentos internacionales vinculantes imponen obligaciones jurídicas a los Estados que los han ratificado, los cuales se obligan a garantizar la aplicación efectiva de dicho acuerdo en el ámbito nacional. Estos pueden adoptar la forma de tratados, pactos o convenciones:

 

- Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966)

- Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (1979)

- Convención de los Derechos del Niño (1989)

- Convención sobre el Estatuto de los Refugiados (1951)

- Convención sobre el Derecho de las Personas con Discapacidad (2006)

- Diversos instrumentos regionales de derechos humanos.

 

Instrumentos no vinculantes que consagran el Derecho a la alimentación

 

Los instrumentos internacionales no vinculantes establecen directrices y principios e imponen obligaciones morales a los estados, donde estos no están obligados jurídicamente a cumplir sus disposiciones. Estos instrumentos no vinculantes pueden tomar la forma de declaraciones, recomendaciones o resoluciones, entre otras.

 

- Declaración Universal sobre la Erradicación del Hambre y la Malnutrición (1974)

- Declaración de Roma de la Seguridad Alimentaria Mundial (1996)

- Directrices voluntarias de la FAO en apoyo de la realización progresiva del derecho humano a la alimentación en el contexto de la seguridad alimentaria nacional (2004)

 

PROGRAMA MUNDIAL DE ALIMENTOS (WFP): EL RETO DEL HAMBRE CERO DE LA ONU

 

La Organización de las Naciones Unidas ha abordado el hambre como un problema a erradicar en la humanidad, en este sentido, el Programa Mundial de Alimentos, perteneciente a esta organización internacional, es el programa de asistencia humanitaria más grande del mundo, donde la seguridad alimentaria, la paz y la estabilidad van de la mano, realizando un trabajo conjunto con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), los cuales son organismos especializados de la ONU.

 

El Programa Mundial de Alimentos tiene sus inicios en 1961, pero desde el año 2015 modificó su plan estratégico y se alineó con los propósitos principales de la ONU para poner fin a la pobreza, el hambre y la desigualdad en el mundo al 2030, ya que las consecuencias de una alimentación insuficiente causan mal estado de salud, sufrimiento y ralentizan el progreso de otras áreas de desarrollo como el empleo y la educación (Programa Mundial de Alimentos, 2017, p.18).

 

Por lo anterior, el reto del hambre cero se constituye como una estrategia para buscar la erradicación definitiva del hambre en el mundo a partir del efectivo ejercicio del derecho a la alimentación adecuada, el cual pretende confrontar el estado de hambruna que afecta a millones de seres humanos en todo el globo (Pinzón, 2017, p. 189) y evitar así que sea utilizada por el conflicto como un arma de guerra, afectando aún más a las poblaciones en situación de vulnerabilidad latente.

 

En este sentido y por sus esfuerzos para combatir el hambre, el Programa Mundial de Alimentos fue condecorado con el premio Nobel de Paz 2020, toda vez que ayudó a mejorar las condiciones de paz en las zonas afectadas por conflictos y por actuar como motor de los esfuerzos para prevenir el uso del hambre como arma de guerra y conflicto (Noticias Organización de las Naciones Unidas, 2020).

Es importante resaltar que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura también realiza un papel fundamental en la observancia del derecho a la alimentación adecuada que implica el reto del hambre cero.

LOGROS DEL PROGRAMA MUNDIAL DE ALIMENTOS (WFP)

 

El programa Mundial de alimentos no solo se destaca por su tarea humanitaria para con las personas más necesitadas, ya sea por conflictos armados, zonas de difícil producción alimentaria y demás rincones del mundo donde el hambre y la falta de apoyo gubernamental son el tema central del día a día, sino que además de eso, este programa se destaca por sus numerosos reconocimientos, muy merecidos, por su labor.

 

Es así como el reconocimiento más reciente y probablemente el más notorio durante toda su existencia es el que se le otorgó el viernes 9 de octubre, el cual es uno de los galardones más destacados en el ámbito internacional, el Premio Nobel de Paz. Y no es extraño que así lo haya decidido el comité que otorga este galardón, pues el programa de alimentos de la ONU ayudó a 97 millones de personas en 88 países en el año 2019, cifras que sin duda son de admirar y elogiar.

 

En 2015 se plantearon 17 objetivos globales para el desarrollo sostenible (ODS) cuya meta es el año 2030, y dentro de esos, uno de los más importante y tal vez el que plasma la visión del programa mundial de alimentos es el número 2, el cual lleva por nombre “hambre cero”, a través del cual se pretende acabar con el hambre, lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y promover una agricultura sostenible. Para el desarrollo de esos puntos, el programa pretende fortalecer ciertos aspectos que cree son indispensables (Programa Mundial de Alimentos, 2017). El primero de ellos, el acceso a los alimentos, y es que se pretende invertir en las cadenas de suministro de alimentos, para que estas sean más eficientes mediante el desarrollo de mercados sostenibles y duraderos, pero para apoyar a estos mercados se debe mejorar la infraestructura rural, es decir, las carreteras, el almacenamiento y la electrificación, garantizando así la capacidad de los agricultores para llegar a una base más amplia de consumidores.

 

El otro tema a tratar es el desperdicio de alimentos, y es que el programa mundial de alimentos detectó que de los 4.000 millones de toneladas métricas de alimentos que producimos cada año, un tercio se desperdicia, lo que le cuesta a la economía mundial casi 750.000 millones de dólares anuales. Esto sucede por lo general en los países desarrollados, pero en cambio en los países en desarrollo se pierde la comida durante la producción, ya que los cultivos no se utilizan o no se procesan debido a un almacenamiento deficiente o porque los agricultores no pueden llevar sus productos al mercado.

 

Además de lo antes mencionado, el objetivo del Hambre Cero pretende fomentar 4 cultivos fundamentales para combatir la inseguridad alimentaria: arroz, trigo, maíz y soja, ya que estos pueden representar el 60% de las calorías que se pueden llegar a consumir en un día. Esto se realizará de la mano con el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, ya que a través de éste se puede impartir conocimiento a los agricultores en las zonas donde el programa hace presencia, para facilitar los procesos de cultivo.

 

No se puede negar la gran acogida y efectividad de este programa, no solo por sus cifras, el programa en sí, ya que parte de una idea solidaria que lo hace destacar desde el inicio, es por esto que programas como este son de admirar, porque son conformados con la única visión de ayudar a personas que a lo largo de la historia han sido olvidadas o simplemente poco favorecidas. Esta visión solidaria y su gran labor a lo largo y ancho del mundo son las que han llevado, sin duda, a que este programa obtenga el premio tan anhelado por muchos programas y personas a lo largo y ancho del mundo.

 

Por otro lado, este programa se da el lujo de no solo de estos reconocimientos a nivel mundial, sino que también es de destacar, y lo sabe la mayoría de personas que tienen conocimiento del programa, que este no solo ha logrado cosechar premios y reconocimientos a través de los años, sino que también ha logrado, de una forma muy acertada, que se intente mitigar el hambre en las zonas más conflictivas del mundo, porque el programa tiene claro que donde hay hambre, probablemente hay guerras, ya sea por conseguir el mismo alimento o porque simplemente la zona o país tiene conflictos internos que no permiten el desarrollo del mismo, por consiguiente, hablar de realizar este intento de combatir el hambre, es también un intento por combatir la violencia, o las guerras. Es un intento no sólo de alimentar a las personas que más lo necesitan, sino que es un intento por llevar calma, paz o tranquilidad a zonas del mundo que así lo requieren.

 

CONCLUSIÓN

 

Históricamente el problema del hambre está ligado a la desigualdad, la pobreza, los conflictos y las recesiones económicas. La Organización de las Naciones Unidas tiene identificados cada uno de estos problemas sociales y económicos que han afectado la humanidad durante siglos, por esto crea el Programa de Mundial de alimentos en 1961, que a día de hoy lleva 58 años de actuación y este año se lo recompensó merecidamente con el Premio Nobel de Paz.

 

Es menester destacar que el programa se quiere posicionar, si es que ya no lo es, como el programa líder durante las emergencias sociales y económicas, y aunque estas emergencias siempre han sido las mismas, las ganas de superarlas, o al menos brindar ayuda, no son las mismas, siempre se duplican y buscan cada vez tener más apoyo y colaboración para hacerles frente, en este caso mediante la contribución de alimentos en zonas donde son escasos y muy bien recibidos como el Congo, la zona nororiental de Nigeria; la región de Sahel, Sudán del Sur; entre otros, que seguramente incrementarán con el nuevo reto mundial que estamos viviendo, y es que con la pandemia, recesión económica, problemas políticos y guerras internas, los esfuerzos de este gran programa se doblegan y seguramente lo harán de la mejor forma posible.

 

El hambre y la extrema pobreza son temas que no se puede esquivar, como bien parecen hacerlo muchos gobiernos a lo largo del mundo, pero precisamente estos temas que muchos no quieren tratar son los ejes principales de este programa que buscan si bien no erradicarlos, al menos ayudar a que no sean tan contundentes al punto de cobrar miles de vidas a diario, como lo podemos evidenciar  día a día y es justamente esta labor tan complicada y nada concurrida, que hace a este programa tan especial. Seguramente este programa que no distingue tintes políticos, tipos de gobiernos o ideales económicos, nos siga brindando su servicio humanitario por muchos años más porque puede ser precisamente que esos enfoques antes mencionados sean la clave del buen funcionamiento y organización de este distinguido programa.

 

REFERENCIAS


- Cárdenas, E. (2020). Crisis mundial: el problema del hambre en el mundo–CADTM.

 

- FAO, FIDA, UNICEF, PMA y OMS. (2020) El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2020.  Transformar los sistemas alimentarios para lograr dietas saludables asequibles. Roma, FAO.

 

- Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. (s. f.). ¿Por qué sigue habiendo hambre en el mundo? UNICEF. Recuperado 13 de octubre de 2020, de https://www.unicef.es/blog/por-que-sigue-habiendo-hambre-en-el-mundo

 

- Noticias Organización de las Naciones Unidas. (2020, 19 octubre). El Programa Mundial de Alimentos gana el Premio Nobel de la Paz 2020. Noticias ONU. https://news.un.org/es/story/2020/10/1482142.

  

- ONU: Asamblea General, Declaración Universal de Derechos Humanos, 10 diciembre 1948, 217 A (III), disponible en esta dirección: https://www.refworld.org.es/docid/47a080e32.html

 

- Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. (s. f.). El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo - 2020. FAO. Recuperado 12 de octubre de 2020, de http://www.fao.org/publications/sofi/es/

 

- Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. (2013). Cuadernos de trabajo sobre el derecho a la alimentación: El derecho a la alimentación en el marco internacional de los derechos humanos y en las constituciones (N.o 1). http://www.fao.org/3/a-i3448s.pdf

 

- Pinzón, E. (2017). Reto del Hambre Cero: una estrategia de las Naciones Unidas, su relevancia en la agenda mundial y su trascendencia en Colombia. Revista Via Iuris, (22), 189-208.

 

- Programa Mundial de Alimentos. (2017, julio). Plan Estratégico del Programa Mundial de Alimentos para 2017-2021 (N.o 1). https://docs.wfp.org/api/documents/2c872a89c7c44c9a8dfc1620eb1b3093/download/

 

- Ruiz, A. (2020, 13 julio). Naciones Unidas advierte que el hambre crece en todo el mundo y empeorará con la pandemia. France 24. https://www.france24.com/es/20200713-onu-fao-hambre-crecimiento-peor-pandemia.

 

- Vivero Pol, J. L. (2010). El enfoque legal contra el hambre: el derecho a la alimentación y las leyes de seguridad alimentaria. Exigibilidad y realización de derechos sociales. Impacto en la política pública. Santiago: Editorial LOM, 163-88.

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